Preparación de las manzanas: Lava bien las manzanas, pélalas y córtalas en trozos medianos. Retira el corazón y las semillas, dejando solo la pulpa para la compota.
Cocción inicial: En una olla grande, vierte el litro de agua y añade las manzanas troceadas junto con las ramas de canela. Lleva a fuego medio-alto hasta que el agua comience a hervir.
Cocción a fuego lento: Una vez que el agua esté hirviendo, reduce el fuego a bajo y deja cocinar la compota por unos 20-25 minutos. Esto permitirá que las manzanas se ablanden y absorban el sabor de la canela. Remueve de vez en cuando para asegurarte de que las manzanas se cocinen de manera uniforme.
Añadir la miel: Pasado el tiempo de cocción, apaga el fuego y añade la miel. Remueve suavemente hasta que se disuelva por completo, asegurándote de que la compota adquiera un sabor suave y dulce.
Ajuste de sabor (opcional): Si prefieres un toque ácido, puedes añadir unas gotas de jugo de limón. Esto equilibrará la dulzura de la miel y resaltará los sabores de las manzanas y la canela.
Servir: Deja enfriar ligeramente la compota antes de servir. Puedes disfrutarla tibia o fría, según tus preferencias.
Esta compota de manzanas con canela y miel es perfecta para acompañar una variedad de platos. Es deliciosa sobre yogur natural, como topping para avena o incluso con helado de vainilla. También se puede disfrutar sola como un postre o merienda reconfortante.
La compota de manzanas es una receta con raíces profundas en muchas culturas, especialmente en Europa, donde las familias solían prepararla durante el otoño e invierno. Tradicionalmente, la compota se hacía para conservar las frutas de temporada y aprovechar al máximo su dulzura y sabor. Con la canela y la miel, esta receta adquiere un toque especial, perfecto para disfrutar en los días más fríos o para acompañar comidas familiares.
Para lograr una compota de sabor intenso y equilibrado, es ideal combinar diferentes tipos de manzanas. Las manzanas ácidas como la Granny Smith añaden un toque fresco y equilibran el dulzor de la miel, mientras que las manzanas dulces como la Fuji o la Gala aportan una textura suave y cremosa. Esta mezcla no solo enriquece el sabor de la compota, sino que también añade una profundidad de aromas y una consistencia perfecta.
Esta receta puede adaptarse a distintas ocasiones añadiendo ingredientes especiales. Por ejemplo:
La compota de manzanas con canela y miel puede servirse de manera elegante para ocasiones especiales. Puedes colocarla en pequeños vasos de cristal, decorados con un toque de canela en polvo y una ramita de canela a modo de decoración. Esta presentación es perfecta para servir en un brunch o como postre después de una cena.
La compota de manzanas no solo se disfruta sola, sino que también es un ingrediente versátil en la repostería. Puede usarse como relleno de tartas o empanadas, agregando una textura suave y un sabor cálido. Además, puedes utilizarla en recetas de muffins o magdalenas, mezclándola en la masa para darle un toque de humedad y sabor.
Si deseas conservar la compota de manzanas durante más tiempo, puedes congelarla en porciones individuales. Para hacerlo, coloca la compota en recipientes herméticos o en bolsas de congelación. Cuando quieras disfrutar de una porción, simplemente descongélala en el refrigerador durante la noche o caliéntala ligeramente. Este método permite tener compota lista en cualquier momento, ideal para aprovechar su sabor en múltiples platos.
Para conservar la compota, guárdala en un recipiente de vidrio hermético en el refrigerador. Se mantendrá en buen estado durante 3-4 días. Si prefieres prepararla en cantidad, puedes almacenarla en frascos esterilizados para tenerla lista en cualquier momento.
La compota de manzanas con canela y miel es una receta sencilla, deliciosa y llena de sabor natural. Ideal para toda la familia, su combinación de ingredientes cálidos y aromáticos la convierte en un placer perfecto para cualquier ocasión.
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